Cuatro son los objetivos fundamentales de toda organización: ·la máxima rentabilidad sobre la inversión; ·el mayor valor agregado por empleado; ·el mayor nivel de satisfacción para los clientes y consumidores; y ·la mayor participación de mercado.
Lograr la máxima rentabilidad sobre la inversión requiere del cumplimiento de los otros tres factores en primera instancia, comenzando por un mayor valor agregado, lo cual traerá implicada una mayor satisfacción de los consumidores, y con ello una mayor participación de mercado, y como resultado final un óptimo nivel de rentabilidad.
Pero cuidado, no basta con lograr rentabilidad, además debe lograrse un nivel adecuado de solvencia y liquidez, objetivos éstos, que de no lograrse irán minando la rentabilidad de la empresa; pues bajos índices en materia de liquidez y solvencia llevarán a mayores necesidades crediticias, y condicionamientos más duros en materia de montos, tasas, plazos y garantías.
Así pues en función a las potencialidades internas (fortalezas y debilidades), y externas (oportunidades y amenazas) se han de fijar los objetivos en materia de rentabilidad para la empresa dentro del presupuesto anual (y sub-periódicos), como así también los indicadores y ratios a lograr en materia de liquidez y solvencia, y los que en materia operativa sean necesarios para lograr los beneficios y niveles de rentabilidad fijados.
La táctica consiste por un lado en llevar a cabo un análisis regresivo partiendo de los objetivos a alcanzar, para de este modo ir determinando que condiciones deben darse previamente para lograr dicho objetivo. La forma de lograr ello es por medio de un Análisis de Árbol de carácter inverso.
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